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Sin temor a equivocarse, puede decirse que la grieta en la relación entre ambos caudillos comenzó con el intento de mediación por parte de Urquiza, en el conflicto que mantenían la Confederación Argentina y la Banda Oriental. Tambien influyó la firma de un tratado de paz entre la provincia de Corrientes y Urquiza, que sin consultar a su jefe, restableció relaciones con una provincia que se había declarado rebelde. No hay que olvidar que Corrientes concertó una alianza contra Rosas, al aliarse con Paraguay. El deseo constitucionalista de Urquiza es otro motivo de discordia con el Restaurador, ya que este último consideraba que no estaban sentadas las bases para establecer una carta magna. Ademas, había serias diferencias económicas. El sistema económico de Buenos Aires chocaba con los intereses del Litoral a los que Urquiza representaba en forma que le concernía muy personalmente. El sistema económico impuesto por Rosas a toda la Confederación sólo beneficiaba a Buenos Aires. la libre navegación de los ríos interiores era imperiosamente reclamada por Entre Ríos y Corrientes. La tensión económica se acentuó por las medidas del Restaurador con respecto a la moneda. Prohibió la extracción de metálico para las provincias con lo que las obligaba a aceptar el papel inconvertible de Buenos Aires. Estos antecedentes sirvieron para que la diplomacia brasileña entrara en negociaciones con Urquiza, para que el gobernador de Entre Ríos se declarara rebelde, se pasara de bando, y finalmente volviera las armas contra el líder de la Confederación, Juan Manuel de Rosas. El intento de Brasil resultó exitoso y lo que vino después es conocido: Caseros, la caída de Rosas, el fracaso de su sistema americano, y el liderazgo de Urquiza en la Confederación.